Pídala Cantando/XXVIII


Un lector asiduo de este blog, Sául, me preguntó si tenía algo escrito sobre Ojos Bien Cerrados, la cinta póstuma de Kubrick. Por supuesto que sí: la siguiente crítica la publiqué el 13 de agosto de 1999 en el Primera Fila de Reforma. Mi texto fue el primero que se publicó en México sobre la cinta de Kubrick: estaba en julio, de vacaciones en Flagstaff y, padre desnaturalizado que soy, abandoné a mis hijos y a mi mujer para ir a la primera función comercial de la cinta. Mi esposa todavía se acuerda de esa anécdota. No le hace mucha gracia.
A continuación, lo que escribí hace más de diez años:


No es normal que el primer día de vacaciones uno deje a la familia en el hotel y corra frenéticamente al cine más cercano. Sin embargo, si uno es crítico de cine todo esto se explica. Y si la película de la que estamos hablando es Ojos Bien Cerrados (Eyes Wide Shut, EU, 1999), la obra póstuma de Stanley Kubrick, el comportamiento antes descrito no sólo no es extraño, sino lógico.

Ojos Bien Cerrados lleva en su título original en inglés la clave de su ambigüedad y complejidad dramáticas: suerte de oximoron (wide: ancho, de par en par; shut: cerrado), resume el tono de un magistral filme que se mueve con seguridad y elegancia en el filo de la navaja. Ojos Bien Cerrados crea expectativas (genéricas, dramáticas, argumentales) que irá desarrollando con extremo cuidado desde la primera toma sólo para, perversa y genialmente, terminar negándolas en el desenlace.

Secuencia de créditos: mientras se escucha el primer acorde del Vals No. 2 de Shostakovich, vemos de pasada a una bella mujer que, con grácil gesto, se desprende de su vestido: es Nicole Kidman, quien queda fugazmente desnuda ante nosotros. Este prólogo alimenta algo de nuestro morbo: ¿veremos a dos de las presencias fílmicas más bellas del Hollywood de fin de siglo -Kidman y Cruise-completamente desnudos, haciendo el amor, como todos los rumores lo afirmaban desde hace varios años, cuando empezó a filmarse la película? Más o menos, pero -cuidado con la trampa-el sexo no es lo más importante en el filme: no el sexo físico, por lo menos. De hecho, Ojos Bien Cerrados se mantiene por derecho propio dentro de los límites estrictos de la filmografía kubrickiana: como en Casta de Malditos, Dr. Insólito, 2001, Odisea del Espacio, Naranja Mecánica o Cara de Guerra, estamos frente a una historia que muestra a seres humanos enfrentados entre sí y consigo mismos. La causa de este enfrentamiento es el sexo, usado como un arma de combate, como instrumento de poder y de dominio sobre los otros.

Manhattan, Nueva York. Después de asistir a una elegante fiesta navideña en casa del millonario Victor Ziegler (Sydney Pollack, tan magnífico aquí como en Maridos y Esposas), el atractivo doctor Bill Harford (Cruise excelente) y su bellísima esposa Alice (Kidman impresionante) fuman un cigarro de mariguana. Lo que inicia como una plática banal, termina en una confesión sorprendente: el verano pasado Alice intercambió unas miradas con un joven oficial naval. No pasó de ahí, pero el deseo de ella por el muchacho fue tal que si éste lo hubiera querido, en ese momento ella hubiera abandonado todo (marido, hija, matrimonio de 9 años) por él. La confesión es interrumpida por una llamada: el padre de una paciente ha muerto. Bill tiene que salir. La salida será el inicio de una auténtica Odisea Sexual 2001 en donde el aún anonadado doctor tendrá la oportunidad de tomar revancha de la infidelidad mental de su mujer: una paciente, dos prostitutas, una Lolita y hasta el empleado notoriamente gay de un hotel estarán dispuestos a tener relaciones sexuales con Bill. En la escena más famosa de la película, el médico incluso asistirá a una orgía organizada por una especie de secta en donde hombres y mujeres visten con largas túnicas y portan máscaras con rostros extraños -una secuencia, por cierto, genuinamente hipnótica, gracias a la música original de Jocelyn Pook y a una pieza de piano de György Ligeti que le imprimen un tono aterrador e irreal a esta parte del filme.

Ojos Bien Cerrados es un thriller psicológico que funciona a la perfección como cinta de género aunque, como es obvio, Kubrick está lejos de interesarse realmente por el género en sí. Como en sus mejores películas, el género es rebasado aquí tanto por el discurso temático de la cinta como por las subversiones conscientes que Kubrick disemina a lo largo de la cinta: así, un baile de Alice con cierto misterioso húngaro sirve como puesta en irrisión de lo que es una "conquista" elegante; la patética confesión de amor de una paciente por Bill la hace ella frente al cadáver tendido de su padre; el leit-motif del médico, al que todo mundo parece desear llevarse a la cama, termina casi como desternillante rolling-gag cuando Bill usa su encanto para obtener información valiosa de un empleado homosexual (Alan Cumming). Más aún: en el desenlace, Kubrick se atreve a la máxima herejía hollywoodense: negar cruelmente toda la fascinante construcción dramática que había construido tan afanosamente desde el principio. O quién sabe: tal vez no exista tal negación.

Estamos, en resumen, ante una de las obras mayores del neoyorkino-londinense. El lugar que ocupará dentro una filmografía que tiene obras de la importancia de Naranja Mecánica o 2001, Odisea del Espacio estará por verse y discutirse. Ya habrá tiempo para ello. Ojos Bien Cerrados merece verse otra vez y otra vez y otra vez. De hecho, apenas puedo esperar para verla de nuevo.

Comentarios

Joel Meza dijo…
Yo también, como tú la ví primero al otro lado y luego en México, así que me tocó la escena de la orgía censurada por los batos con batas.
Y finalmente, el único que sí se "echó al plato" al doctorcito fue el personaje de Sydney Pollack. Genial.
rojasconbotas dijo…
Creo que el tiempo ha sido muy poco amable con la cinta.
No me refiero a que alla envejecido, sino al hecho de que no se le ha dado el valor que debe de tener entre el cine de Kubrick.
Una maravilla de fin de siglo.
José Candás dijo…
Yo la vi en Cinemark del CNA la semana del estreno y me acuerdo que metieron cortos de películas porno (¡En Cinemark!) para alimentar el morbo sexoso con pésimos resultados: era domingo, éramos como 30 personas en la sala semivacía y la mitad se fue a media película mientras la otra salía del cine con cara de What. Tampoco les ayudó que hubiera un mono riéndose a carcajadas a la salida, como si la película hubiera estado chistosa (que a su perturbador modo si lo estuvo, ya ves). Ese mono era yo y todavía me río de las dos últimas frases de Nicole Kidman: un final de guillotina que lo explica todo sobre el filme y en general sobre lo que somos los seres humanos. ¡Que buen viaje! Con ésta y Mullholland Drive de Lynch soñe por la noche y tuve que repetir función.
Feliz 2011, Ernesto. Gracias por todo y que este año nos toquen mejores películas.
rojasconbotas: Tienes razón aunque creo que esto ha cambiado poco a poco. En una reciente encuesta llamada Beyond the Canon para ver qué películas no han sido lo suficientemente apreciadas, Eyes Wide Shut ocupó el primer lugar. Los resultados de la encuesta -en la que tuve la suerte de ser invitado- están aquí: http://cinevertigo.blogspot.com/2009/12/beyond-canon-los-resultados.html

José: Creo que la cinta fue malentendida. Hay mucho humor en ella. Medio perturbador el humor, pero existe.
zombidromo dijo…
Donde estaban todos a los que nos gusta el cine ese año que se estreno Eyes Wide shut, sino en un cine viendola? Me gusto mucho pero no me parece que Kubrick la haya terminado, mucha casualidad que falleciera justo despues de terminarla, para mi que la completo Sidney Pollack, solo la primera toma es la tipica iluminacion Kubrickiana... saludos y feliz año 2011...
Zombidromo: Igualmente para ti. Feliz Año. Y, bueno, desde siempre han circulado esos rumores sobre la no finalización de Eyes Wide Shut. Aunque nunca se ha comprobado.
Carl Zand dijo…
Comentario después de estos años, en respuesta al comentario de Joel. Va, compa: The Full Metal Jacket Blu-ray is encoded in High Definition 1080p format using MPEG2 compression on a single-layer 25 gb disc. The movie's theatrical 1.85:1 aspect ratio has been slightly opened up to fill a 16:9 frame with negligible impact to the composition. The transfer used here is identical to that issued on HD DVD, including the same strengths and weaknesses.

Let's begin by addressing the controversy about the movie's widescreen aspect ratio. Full Metal Jacket was composed for and played theatrically at 1.85:1. However, when his films were released on the VHS and laserdisc formats in the early 1990s, Stanley Kubrick instructed that they be presented open-matte, exposing the entire image on the camera negative regardless of his original framing intentions. In some films, this revealed previously hidden production flubs such as the helicopter rotors at the top of the frame early in The Shining. On other films like Dr. Strangelove, the full-frame presentation resulted in aspect ratio variances from shot to shot within scenes, since certain shots had hard mattes in place inside the camera while others didn't. Both of these artifacts would normally be invisible or at least lessened with proper widescreen matting. In almost all of the films, the looser 4:3 framing simply throws off the compositional balance of the entire movie, leaving too much empty headroom at the top of shots and dead space at the bottom.

Kubrick asked for the full-frame presentations because, to be perfectly blunt about it, he was a black bar hater and didn't like seeing letterboxing on his TV screen. He had some eccentric ideas about black bars affecting the viewer's perception of the movie. Unfortunately, the director died before the prevalence of widescreen televisions on the market, and we will never know if he might have eventually changed his opinion (William Friedkin used to be a black bar hater too, but now embraces widescreen on home video). This is especially problematic because it's lead to the common misconception that 4:3 was always the intended Original Aspect Ratio for these films, which is simply not the case. When it came time to release them on DVD, Warner Home Video believed that they were doing the right thing in honoring Kubrick's wishes by retaining the 4:3 framing, even for the "Digitally Remastered" editions released in 2000.

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