61 Muestra Internacional de Cine... en unas líneas



Como estuve la semana pasada en Los Cabos 2016, no había dado cuenta del inicio de la 61 Muestra Internacional de Cine. Aquí unas líneas de las cintas programadas que ya he visto.

Aquarius (Ídem, Brasil, 2016), de Kleber Mendonca Filho. Una madura mujer (extraordinaria Sonia Braga) tiene que lidiar con una abusiva inmobiliaria -perdón por el pleonasmo- que quiere echarla de su vetusto pero irrenunciable edificio, el Aquarius del título. Se trata, por supuesto, un duelo que tiene que ver con una forma de vida, un ethos al que Doña Clara (Braga) no va a renunciar tan fácilmente. De lo mejor que he visto en el año. (*** 1/2)

Café Society (Ídem, EU, 2016), de Woody Allen. La película número 47 de Allen es más de lo mismo, pero mejor. El impulso narrativo de Allen -que esta vez presta su voz como narrador en off- es aquí novelísticamente compulsivo y la fotografía digital de Vittorio Storaro hace que Café Society sea una de sus películas visualmente más bellas. (***)

Tempestad (México, 2016), de Tatiana Huezo. Una de las mejores cintas mexicanas del año, este documental de la consolidada Huezo nos muestra dos fragmentos de vida: los testimonios de una mujer que injustamente fue enviada a prisión y otra que busca incansablemente a su hija desaparecida. Conmovedora y visualmente hipnótica. (***)

Graduación (Bacalaureat, Rumania-Francia-Bélgica, 2016), de Cristian Mungiu. Esta cinta, ganadora del premio a Mejor Director en Cannes 2016, está centrada en las tribulaciones de un médico que busca por todos los medios posibles -los buenos y los malos- que su hija no pierda la beca que le han dado en Cambridge. Un drama absorbente que pudo haber sido realizado en México: ¿no seremos primos-hermanos de los rumanos? (***)

La larga noche de Francisco Sanctis (Argentina, 2016), de Andrea Testa y Francisco Márquez. Estamos en Buenos Aires, en plena dictadura militar. El Francisco Sanctis del título recibe cierta información acerca de la inminente detención -y, por supuesto, posterior desaparición- de dos personas. Esa misma noche este hombre común y corriente tratará de hacer lo que pueda para prevenir a las personas perseguidas. Un minimalista pero muy efectivo thriller político. (** 1/2)

Fuocoammare: Fuego en el mar (Fuocoammare, Italia-Francia, 2016), de Gianfranco Rossi. La vida simple de un adolescente italiano que vive en la pequeña isla de Lampedusa se alterna con el desastre humanitario causado por la inmigración proveniente de la guerra y la miseria. Hay un testimonio en particular de un médico que resulta abrumador. (**)

Francofonía (Francofonia, le Louvre sous l'occupation, Francia-Alemania-Holanda, 2015), de Aleksándr Sokurov. Más que un documental, estamos ante un personalísimo ensayo histórico sobre el museo más famoso del orbe -el Louvre parisino-, desde sus orígenes hasta la actualidad, centrándose especialmente en el periodo de la ocupación nazi, cuando un aristocrático oficial alemán y un dedicado servidor público francés hicieron todo lo posible para proteger el arte contenido en ese museo. (**)

Magallanes (Perú-Argentina-Colombia-España, 2015), de Salvador del Solar. Un taxista (Damián Alcázar) -que, además, es chófer/asistente de un anciano militar (Federico Luppi)- toma una pasajera (Magaly Solier) que le hace recordar su pasada vida en la milicia. Un drama social muy convencional elevado por las actuaciones de Alcázar y, especialmente, Solier. (**)

Fátima (Fatima, Francia-Canadá, 2015), de Philippe Faucon. Muy discreto melodrama centrado en las tribulaciones de la Fátima del título, una madre argelina que apenas habla francés, que trabaja de sol a sombra como criada y afanadora, y que como toda Madre Coraje que se precie de serlo, trata de sacar adelante a sus dos hijas, ya afrancesadas. (*)

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